Desde el último de mis suspiros

Lo peor de la pasión es cuando pasa, cuando al punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos. Joaquin Sabina

Hoy el sol me acaricia buscando en mi inspiración escribir el mejor poema del mundo, la frase que llegue y cale hondo, pero a la suma de mis pasiones, prefiero regalar el silencio más ruidoso del mundo. Mi vida clama a la poesía de los vértices de labios y princesas, y es preciso relatarlos y vivirlos sin ayer y sin mañana.

Por eso y con mis facultades mentales aún fijas en la rareza que me caracteriza, solo le daré un lugar en mi vida, a quien me de el equivalente en la suya. No soporto la mediocridad del destino, porque ya no confío en la magia de ninguna estrella, y prefiero ahora hacer con mis manos mis hechizos.

Ahora la pasión se multiplica y decido ya no ser el narrador de los milagros que miro, prefiero ser parte de la intensidad de lo que mis labios construyan en la espalda de quien quiera probarlos, solo por esa razón puedo olvidarme completamente de lo que me tenga que olvidar.

Yo no quiero sobrevivir con las migajas del amor, de la atención y de los mejores deseos, porque sabes, que yo me muero todos los días. La vida es un alegre vaivén, entre la intensidad y la rutina, sembrar en el corazón de quien amas con una palabra un suspiro, cosecharlo con el silencio de la brisa, con el mar que toca la playa, con las estrellas que mudas, siempre iluminan.

Es tiempo de dar clases a la práctica de lo que más he estudiado, la del amor verdadero.

Y me reconozco con el corazón ya ocupado,

feliz soy por haber amado, hasta donde fui.

triste por tener tan poco que dar, sin quitar algo,

trascendente al fin, porque solo lo mejor quedará aquí.

Escribe conmigo un recuerdo de lo que fue una historia,

ayúdame a destruir las quimeras, que sea oscuro lo que no es luz,

que amemos tanto tu y yo, que nos arrepintamos de todo ésto,

que cada beso y cada orgasmo, diluya cualquier duda.

En mi vida ya no cabe la tibieza, quiero ser radicalmente feliz,

hacer de la piel un manjar, que cubierto de miel, devore.

darle la autenticidad con palabras dulces, a un rico desliz.

soy materia prima, para que quien quiere trascender en mi, lo logre.

Ser el domador de fieras, el malabarista de sueños, el payaso de circo,

que por amor, tenga un auditorio curioso, envidioso y algo pervertido.

Lastres

Los globos no despegan si llevan un lastre demasiado pesado.

Indestructible

La soberbia de no ser yo, si no el que tu buscas, el que necesitas. La ambiciosa capacidad de ser un camaleón a los ojos de un antojo. ¿Quién puede mirar detrás del antifaz?, ¿Quién puede mirar que dentro de la brillante armadura, el caballero se pudre?.

Armonias

Ya no era tan libre, la había besado mucho durante el fin de semana, cada vez con pasión, con más ansiedad, con el esfuerzo inútil de llevarla a mi corazón, a mi vida, con el afán de enamorarme un poco. Mi corazón latía, desesperado por amarla, ella que no me conocía me daba su calor, creyendo que tocaba aprisa el alma, y yo abrasado por su ardor, solo podía desearla, como se desea aplacar un apetito o un insomnio.

No quise tocarla, no era ese día que debiera desprenderla de sus rumores y su virtud de doncella, quizá un día ya con menos esencia, embriagado de sus encantos, podría olvidar un poco que mi corazón dolía repleto de sentimientos, indigestado de amores incompletos, ahogado en el desorden de mis anhelos, menos culpable de acariciar con palabras dulces a una mujer con dieciocho primaveras.

Ella jamás notará mi vileza, estará entre flores, entre poesías, entre románticas cenas, apabullada con amores de cuentos y princesas, todo ésto con la precisión de una cirugía para no ilusionar su corazón. Tu me llamarás ingenuo, inocente y necio. Yo la escogí por eso, porque sabe vivir pasiones fugaces, porque una noche quizá el próximo fin de semana, me vuelva eterno en su vida.

- o -

Y menos me reconozco, frío, insensible, con una premisa tan intrascendente y tan vana, pero quizá tan humana. Amar a muchas, mientras dure, mientras el vacío corroa esa esencia responsable de tanto dolor insoportable. Voy caminando elegantemente a mi fatal destino.

Finales

Ésta historia comienza un día, que encontré una hebra salida de mi corazón y curioso empecé a estirarla.

La cama está servida, solo escucho el instante que el segundero de mi reloj detiene su marcha. Miro al techo, como siempre miro cuando deseo ver estrellas y un necesario vicio humano obstruye mi hambre, paso la lengua por mis labios, siento sed en el alma.

La escandalosa imperfección de un acabado hecho a la prisa de mi ansiedad pone mis ojos en el vacío, el deseo de que alguna vez tu olor dulce se quedara impregnado en las sabanas me empalaga. Saturado de anhelos me quedo dormido un tiempo.

-o-

Mis ojos se abren lentamente y un ligero mareo distorsiona mi conciencia. Una humedad sin lágrimas acompaña un ligero ardor en los párpados. Me duele todo el lado izquierdo desde el pecho hasta el más pequeño de los dedos de mi pie, contemplo un segundo la basura de mi cuarto, las fotografías rotas, las cartas quemadas. Pero lo peor de todo es esa sensación de vivir los instantes más patéticos de mi existencia.

Una mirada de reojo al espejo me espantó, no reconocía al rostro que proyectaba, sería la resaca que se escribía tan claro en los labios blancos y deshidratados, el desvelo en los ojos, la mueca estática sin mover un musculo como de vegetal seco, ya no era yo.

Hubiera sido fácil suicidarme ese día, pero sin ti, no hacía falta, ya estaba muerto.