No resisto la idea de vivir en ti sin ser lo suficientemente indispensable. Porque nunca he pretendido solo ser quien te robe el aroma con cada beso y cada caricia, siempre soy pretencioso.
Te escondes en el fuerte deseo de conquistar un titulo casi nobiliario, que triste para mi es que no me escuches cuando te digo que ya eres princesa, y lo que sea tu oficio importa menos que tu esencia. No pretendo que me escuches, ni que me creas, pretendo simplemente, amarte y que me ames.
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