28 ene 2011

Repertorio de versos con realidades.

La incontenible fuerza de la corriente que provocas en mi, a veces desborda las letras y a veces me gusta dejarlas desbordar...

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Deliciosa ansiedad de mis adentros, pasión que inició con solo la idea de acompañar tu mejor y mi peor invierno, canción que se volvió sueño, sueño que se volvió deseo, deseo que se volvió pasión y pasión que trascendió, que deja huella imborrable en nuestra alma y nuestro corazón.

Historia que nunca termina de escribirse, cotidianos despertares diciendo tu nombre, rostros en que te miro y no son tuyos, labios que cada día menos me dejan conciliar el sueño, dudas que ya no nos sorprenden, nubes de terciopelo jugando con nuestras ilusiones, juegos que no son juegos.

Sonrisas y suspiros que me llevan a tirarme a la cama y abrazar cualquier almohada deseando que fuera la Musa que lleva tu nombre, tantas y tantas palabras maleducadas que jamás lograron sonrojarme pero quizá a ti un poco, lunas y estrellas que han acompañado lagrimas.

Versos que cada día se ocultaron menos, Apariencias que cada vez costaron menos, Me encontrabas justo donde sabías que estaba, Almas tocadas y marcadas, que tratan de vivir con tanta pasión acumulada, Vidas hartándose de pan, pero muriendo sin morir de sed.

Amor de cuento, realidad de sótano, ego, demasiado ego. Tantos y tantos ofrecimientos en los que creo, Canalla y Villano a un solo tiempo, ambicioso eterno, enamorado tuyo, jamas trillado sendero de la pasión sin tiempo, Musa con alma, corazón y sensual cuerpo, sin arrepentimiento.

Sutil dama que entrega solo bueno, como yo antes de ahogarme en un mar de palabras con eco, que solo te otorgaba lo mejor lo más excelso. Humanidad que tengo, humanidad que te entrego, que no te disgusta tanto, que sigues sin congestión, que sigues me atrevo a decir casi con adicción.

Calma y prisa en una sola definición, oraciones al destino, culpas al impuntual universo que no nos reunió antes, risas, calmas y tantos jadeos que me ahogan sin ahorcarme, un gusto por ti, que ya no puedo quitarme, una dama de la que ya no puedo ni aun queriendo, olvidarme.

Pasión de la que soy verdugo y juez, tu sólo eres el amor carcelero que no me abre la puerta, de esa celda que ni aún abierta de par en par querría salir, soy el único alegre preso, que apasionado vive su libertario encierro, con sus estrellas el único cautivo por ti cautivado.

Palabras que se hacen rimas, para decir siempre lo mismo, tan sutil como esperado, tan tristemente anhelado, tan locamente enamorado y tan alegremente esperanzado, decir lo mismo y que siempre suena diferente, regalarte ahora un corazón sincero, mirarte y decirte: te quiero.

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