Mi orgullo no me permite tocar una puerta más de una vez y contigo, por más que trato de dejar de apasionarme no puedo, las estrellas son testigo que he deseado olvidarte y dejarte tranquila, la razón a veces ayuda, a veces como ayer me traiciona, pero qué clase de poeta sería si no me dejo llevar por el viento y por la Musa dueña de mis versos?, prefiero ser integro a ser cobarde.
Y ya casi no me dueles, es extraño como causas más alegría que felicidad, es verdad que me he guardado algunas lagrimas pero son las menos, pero no me he aguantado una sola sonrisa y quizá la vida y la felicidad es una sonrisa sin razón es creer en sueño y dibujar la realidad con apasionadas letras, mientras tengas ganas de leer, no soy nadie para dejar de escribir, poniendo todo en la balanza, no me hace daño creer en sueños.
Mientras ningún sobresalto de esos que la vida prepara a veces no me separe de tu imagen, no pienso regatear más de lo acostumbrado mis frases, mientras no sea pernicioso para ti, no me moveré, ésta obra vale más por si misma que los cuentos en los que creía, a veces pienso que quieres algún día estar en la contraportada del nobel que cuando las letras estén caídas me gane.
Mi alborotado sueño hoy dista de mirarte y saber si le gusta más tu esencia o tu sustancia, tu orgullo, tu ego, o es que apesar de tus veinte eres la mujer que vive y honra con sus actos y sus sutilezas la palabra dama, la cual te queda como traje a la medida, y al menos para un hombre como lo soy yo, es lo más atractivo, lo mas sensual y excitante de tu recuerdo, por eso y porque te quiero, no puedo dejar de escribirte.
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