23 ene 2011

De la resonancia de los versos

Quizá hoy me odies, no me preguntes como o porque lo siento, sólo lo siento, ojalá me equivoque, la vida nos pone encrucijadas que determinan los rumbos que tomamos, yo solo lucho por ti con las fuerzas y las armas que tengo: mis humildes versos, no me odies si es así, porque pretender no es un pecado y aunque lo fuera para mi desgracia, yo te quiero y mucho.

Es verdad que quiero dejar una huella en ti, una marca indeleble en tu alma, pero no de dolor sino de amor, no de duda, sino de victoria, no un verso tentador, no una canción que se pierda como las palabras en las que ni tu, ni yo creemos porque se las lleva el viento, te quiero con mis versos y en ellos te propongo realidades y te ofrezco cosas que tengo o que sueño.

Tendrás que darme tu autógrafo, ya que cosechamos hoy, al menos un seguidor bonaerense, que se llevó algunos poemas para tenerlos en su carpeta permanente, de hecho fueron todos los tuyos y creo que le parecieron buenos, sin duda mas allá de que ésta bitácora desde hace mucho solo te la promociono a ti, quienes han caído por casualidad estoy seguro que desean conocerte, porque tanta pasión desbordada solo es producto de una Musa muy competente.

Yo sólo escribo, escribo aunque te enojes conmigo a veces, aunque te perturbe, aunque a veces no quieras leerme, aunque a veces hayas deseado jamás conocerme, aunque sea el ladrón que quiera robarte cuerpo, alma y corazón, pero el ladrón que en el camino, deja todo lo que es, toda su pasión, todo su corazón, su alma incrédula, todo lo que es y en lo que alguna vez creyó, todos sus sueños, sus mejores versos sus quimeras clandestinas a los ojos que no lo comprenden.

Al principio no quería ni pensarte, era un juego de tortura imaginarte, soñarte, escribía tímidamente como sin quererlo, un día quizá en que la locura y una fuerza que todavía no entiendo, me obligaron a compartirte mis sueños y me obligan a seguir cada día, preso de mis deseos, preso de ti, libre del mundo inquisidor que juzga sin entender de amor, hoy tu nombre está grabado en secreto en la carpeta de un ordenador a medio mundo de aquí, lo aprecia, lo leyó todo y volverá pronto.

No me odies, hoy el amor me da otra razón para seguirte escribiendo, hoy la casualidad eleva infimamente mi ego y el tuyo y hay que disfrutar, porque el amor es una fiesta que aunque no se quiere se comparte con una sonrisa, no te enojes conmigo bonita, porque entre mil versos, payasadas, perversiones y juegos, yo te quiero mucho.


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