19 may 2011

Misión (Parte 6)

Lunes Santo, apresurado desde la mañana, el padre nos visitaba y celebraría temprano, era necesario disponernos a avisar a la gente de su llegada para convocar una audiencia aceptable, ese día visitaría con una mujer que es precisamente el diablo en persona, su primera misión fue también dos mil seis, gran parte de mis ultimas actuaciones en grupo fue para menospreciar su presencia, es una dama manipuladora, con la que seguido yo tomo un café o una cerveza para jugar una partida de ajedrez mental.

Siento que mi ego empaña demasiado los relatos, por eso escribo tan poco, para no cansarte más en lo que termino, por eso procuraré terminar pronto...

Tristemente ella un día escupiendo algo de veneno me diría antes que nadie más sobre los gustos de esa mujer que ame tanto y que ahora a veces hasta odio, quizá si me lo hubiera dicho de forma mas razonable hubiera perdido menos tiempo. Sin embargo los hubiera no existen y cada día doy gracias por las cosas que me pasan y son aprendizaje, porque curten el caracter y la personalidad que tanto me agrada, que sería de un hombre misterioso sin algún dolor psicógeno.

Aprendí con ella un par de chistes muy pelados, podré ser un connotado perverso, pero vulgar jamás. Ya sabes que me gusta hablar sutil, si no dijera tantos improperios de esos que aprendí en mi escuela o en el nido de ex-convictos donde trabajo, casi hasta poeticamente, pero aunque desde hace muchos años soy gustoso de comer chocolate de una forma más creativa, tengo un buen control para sonrojarme y aparentar decencia. Antier que me dieron un beso dos mujeres al mismo tiempo, una en cada mejilla, encendí el interruptor, pero una de ellas acertó y dijo, "Solo te pones rojo, para darnos el avión"; mujer lista.

Una Misa que parecía monologo de comediante de canal cinco, divertida, entretenida, me hizo reír bastante, divertidas las homilias de un sacerdote un poquito fuera de sus cabales. Por la tarde catequesis, quizá eramos muchos dos personas para ocho parvulitos, pero irme a jovenes ni pensarlo, pagué ese lunes otra larga cuota de rechazos, a una mujer así solo se le puede tratar de una manera, robandole un beso. Pero ya no es mi intención salvar el alma de una mujer herida, quiero amar mejor, a quien esté dispuesta, a quien lo merezca, a quien le agrade lo que soy, la pasión y uno que otro de mis poemas.

Ojalá me hubiera insultado algún día, ojalá me hubiera tratado indiferente sin miedo a que me acercara a una de sus catequesis, a una de sus actividades, ojalá hubiera conversado conmigo de forma jovial, pero bueno, es imposible y jamás haré nada más por curarla. Sin embargo duele el rechazo al que nadie estamos acostumbrados.

Por la tarde jugamos baloncesto, esa mujer diabólica empezó a jugar rudo contra mi, yo hice lo propio contra ese colega que antes era un pobre diablo y ahora ya es más hombrecito. Después de muchos golpes, patadas, manotazos y aventones, creí prudente pedir una ambulancia o una silla de ruedas pero al carecer el pueblo de ellas, decidí mejor disfrutar el dolor, como el de una hermosa violencia.

A ella le fue peor, jugando a la quemada uno de esos malos pasos, le causaron que su pierna girara pero su tobillo permaneciera estático suficiente para que quedara muy fuera de su lugar, fue tan fuerte que hasta la rodilla se lastimó un poco, la llevamos al centro cojeando fue la preocupación de lo que pudiera sucederle que llegamos a pensar en regresar a Durango para que recibiera apropiada atención médica.

Pensaríamos bien el martes que procedería, por lo pronto y a la noche, un poco del ungüento que una fraterna que padece de las rodillas llevaba y que nos hacía sentir más viejos todavía, lo único que la acompañaría para las molestias de esa noche.

Cuando se es infante, el mundo entero provoca una pasión exagerada, todo se quiere aprender y probar, cuando maduramos solo descartamos la mayoría de las cosas y dejamos solo unas pocas pero que nos hacen vibrar, una canción, una noche estrellada, la sonrisa de un niño, escribir cuando el que dicta es el corazón, leer un cuento que nos de algo de anestesia para el dolor imaginando que cada herida es un paso a una redención que en verdad no existe, si no la creemos y la creamos.

El dolor es una gracia para la humanidad, nos hace valorar la vida y hasta nos obliga a mirar a Dios, por eso debe curarse para aprender a ver lo mismo sin algún motivo físico que nos inflame tanto deseo por la vida, el dolor debe vivirse, solo vivirse.

Dios se hacía presente de muchas formas esa semana, yo seguía librando mi guerra contra el ego, que en la Sierra no es tan difícil de ganar, como aquí, en la turbia rutina. Nada trascendente recuerdo de esa noche, probable es que andaba vestido de estoicicidad ese modo automático con el que me enfrento al mundo cuando me aburre o siento que no merece la pena el desgaste por una nimiedad... que te puedo decir si así vives tu.

Despertar de martes santo, ese día vimos que la gran devoción mariana del pueblo era un gran problema, las mujeres asistían al Rosario con gran devoción apesar de ser a las siete treinta de la madrugada, pero no se sentían muy animadas de ir en la tarde a la celebración. Eso de levantarse antes de las siete debería estar prohibido en alguna ley, sin embargo del domingo al jueves fue una devoción de casi todos los misioneros.

Una señora decía que había encontrado la imagen de la virgen en una semilla de calabaza y otra la tenia en el tubo de su cocedor, otra más tenía un altar del tamaño de una de mis habitaciones, adornado de forma barroca, un papel picado más y se hubiera visto recargado. Es la idolatría algo tan humano como el tener una personalidad adictiva, pero la idolatría hay que combatirla, mientras que para lo otro, solo podemos elegir una buena adicción. No pretendo ninguna definición proveniente de la salud, donde cada adicción por ende implica algo negativo, porque bien podemos ser adictos a la felicidad y al amor divino,y yo no veo algo negativo en eso. (terco y mucho).

Nunca he sido muy mariano, durante la semana aprendí un poco a darle un lugar más amplio en mi corazón a una mujer única, que vivió un amor tan profundo por Dios, que bien merece el lugar en la fe, que la religión le da. Sigo sin apoyar muestras como las peregrinaciones, que me parece que son más espectáculo que devoción, que son muestras públicas para un fe que debiera ser primero privada, en fin, sería mejor detener las letras, antes que un buscador de herejes de con éstas letras.

Ese día me tocó jugar yo solo con los parvulitos, quizá desde que tengo sobrinas soy un poco menos ogro, o es quizá que los niños me fascinan más con su inocencia, pero aunque todavía no tendría propios me agrada jugar y correr con esos imparables niños, de los que me gane el cariño de dos o tres, jamás me había pasado eso y es bueno cambiar cuando se trata de volver a ser niños y de quererlos como prueba viva del amor de Dios y de la esperanza que cuelga en una humanidad que a veces falla tanto.

Sea pues, que para el martes estaba muy cansado, trabajar catorce horas las dos semanas previas estaban cobrando un poco la factura, pero el Espiritu Santo mueve el corazón y el cuerpo, aunque nada es lo mismo que hace cinco años, ahora con mas fuerza, menos cuerpo y muy poco corazón.








No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aviso

El trabajo publicado está protegido por las leyes de derecho de autor