4 abr 2011

Nudos en la garganta

Mi madre un tanto enferma, con un dolor no se si en hígado o vesícula, a veces su hipocondría le propinaba la necesidad de tomar medicamento, tanto nos costó quitarle ese hábito, le dije siempre que se cuidara, ahora espero que no sea nada. Hace unos meses se enfermó de su riñón, mi Madre no tuvo la fuerza para dejar ese veneno negro, ese que es su vicio, que la mata.

Mi padre con escalofríos, el está somatizando lo que no puede sacar con palabras y de ninguna otra forma, pero el jamás se pone así por ninguna gripa, ya se fue a dormir temprano, como siempre lo hace, para despertar antes de las seis, solo espero que el no tenga nada.

Mi hermana menor llena de tareas y con un dolor muscular en la pierna izquierda, no puede caminar bien, seguro es algo superficial, pero no me gusta verla así. Ella siempre será una esperanza para mi, no quiero que sea mejor que yo, le deseo siempre que crezca más feliz.

Mi hermana mayor con estrés crónico, presionada, sin poder abandonar su trabajo, sus malos hábitos financieros la encadenan a una tarjeta de crédito, hoy apenas supe que toma pastillas para poder dormir, pobre de mi hermana que deja sus mejores años en tanto estrés.

Mi cuñado ecuánime, como siempre, sin decir mucho, agobiado de trabajo siempre, meditando, jugando, ordenando.

Mis sobrinas demasiado listas, muy activas, todos terminamos cansados con ellas, muy agotados, son verdaderamente geniales, tienen rasgos de tanta inteligencia, que a veces las creo que un poquito de locura y las miro y pienso que ellas serán mejores que nosotros.

Y así las miro con un nudo en mi garganta, porque apesar de sus problemas están tan felices de compartir conmigo días que no volverán, hoy me siento triste, porque la única forma que tengo de ayudarlos es irme y trabajar mucho, y porque detrás de mi sonrisa, de esa que tengo que darle al mundo, estoy librando ésta batalla con la compañía de la soledad, porque nadie que me pueda entender un poco, está aquí conmigo.

Quizá lo más triste, es que creo no haber merecido del mundo hoy, un solo abrazo.

Gracias Dios, por todo ésto, porque seguro tu voluntad es para volverme mejor hombre y mejor ser humano.


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