29 mar 2011

Carencias

Soy el plato del desconcierto, la historia de cuenta, soy la credibilidad de un unicornio. He pensado tanto en fingir ser diferente, la gente me denomina raro, pero yo me siento tan humano, porque es placer humano el decir te quiero cuando se siente o llorar cuando la tristeza viene.

Soy discípulo mas bien de una escuela de placer, connotado egresado con mención honorifica, adoro la palabra rico, que en español puede significar riqueza, pero también puede significar ricura, y si por ser un hombre rico y si lucho por pretender serlo, no es para nada justo que te provoque miedo.

A la luna egoísta nada le importan las estrellas, más bien le estorban, en su triste ignorancia, las detesta como piezas que impiden mostrarla como única luz de las noches, como si nada pareciera, soy sin embargo preso de ella, de sus achaques y sus locuras, porque le debo todavía muchos dolores.

Esa justicia divina que se paga con la venganza, atestiguando con su equilibrio las cuentas que aún le debo, me quiso mucho, pero desconfío, quizá su único placer, lo único que busca es poner su bandera en mi corazón, que la ame, que sea otra de sus posesiones, para luego marcharse.

Promete pues, que no me dejarás seguir si estás segura que viviré una misión suicida, promete que por todo lo que soy y alguna vez te he ofrecido, que me defenderás de quien se viste con trajes únicos, y que se desviste con un arte inimaginado.

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