16 mar 2011

Dudas sin respuesta

¿Por qué vuelvo?, es mucho pedir quitar tu sabor de mis labios, esas ganas de escribirte, de desearte, de revestirte de sueños, es acaso una vulgar condena para un perverso poeta el tener encadenada su lírica a una dulce Musa, tan dulce que siempre alegra y que nunca empalaga.

Es quizá lo mismo que nos preguntamos, porque el mundo no me da la saciedad de ti, estando tan seco pero tan lleno de vida. Quiero pensar que tu no me buscas solamente porque te doy algo que no tengas, sería criminal para mi el pensar el único que te ve como eres, tan Musa, tan princesa.

¿Dónde pierdo la credibilidad cuando te llamo bonita? Si lo eres, cuando te ofrezco sueños que entiendes y que quizá aún antes de que nos conociéramos tenías. ¿Por qué me siento tan comprendido contigo, aunque tu, casi siempre solo escuchas?. Sobrevivo contigo y sin ti.

Y las dos son vidas adoloridas, donde te extraño y me haces falta, donde mi vida no me alcanza para pagar otro sueño y el mundo me parece menos confortable sin tu incomodidad, no eres una obsesión porque habitas en una dulce recamara de mi corazón, una pieza hecha para ti.

Porque no molestas ninguna susceptibilidad, ningún falso antojo, aún cuando a veces me pongo el traje de la ironía y me dan celos, otras te extraño, otras quisiera odiarte para no quererte tanto como te quiero, como al pasar del tiempo me niego, pero a veces como hoy te escribo.

Y aunque quizá solo sea la recurrencia de tus desencantos por el amor que tienes a diario, o me buscas solo cuando el resto de tu vida sentimental vaya mal, o fuera un pretexto para soñar o para querer, o para confiar en el destino o en la libertad de mil poemas, yo, te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aviso

El trabajo publicado está protegido por las leyes de derecho de autor