El amor es libre, porque se entrega sin obligación, es desinteresado porque se da sin esperar nada a cambio, es comprometido y fiel, porque se vuelve una misión en la vida, un camino no un destino, un mundo no un paraíso, un dolor que no se sufre.
Dichoso es aquel que en su vida tiene amor, porque nada le falta, porque aunque tenga hambre, tendrá un hambre compartida, porque aunque tenga frió en el cuerpo no lo tendrá en el corazón, porque aunque tenga sueño y cansancio tendrá motivos para soñar.
Dichoso es aquel que sabe amar, porque ha aprendido lo único realmente indispensable, porque ha dejado colorear su alma con los más bellos colores, porque tiene el motor y la fuerza para seguir adelante, aunque su corazón se muera en cada paso, en cada beso falso, en cada sueño roto, en cada herida que mata el alma.
Triste el que solo puede amarse a si mismo, triste el que duerme deseando dormir abrazado de quien ama, triste el que despierta con ganas de amar y solo puede contemplar su cama vacía, triste porque a cada segundo de su existencia pierde algo de su humanidad, triste si sabe amar y no tiene amor, porque no puede entretenerse como los demás seres humanos en banalidades, porque se contempla condenado a muerte.
Indispensable es el que apesar de vivir con un nudo en la garganta, con un corazón que lo asfixia y con un alma que lo quema por dentro, le da una sonrisa al amor aún en su agonía, y llora pero no ruega, y sueña y canta y trata de hacer con sus versos, un mundo mejor.
Si piensas como yo, Si vives como yo, Si sientes como yo. Jamás regatees tu amor, ni tus pasiones, jamás te pierdas en incomprensiones y recuerda que en otro lugar y en otra trinchera, alguien tiene el alma de tu mismo color.
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